Pasaje:
Karina era una chica normal hasta que, por influencia de algunas amigas, comenzó a consumir alucinógenos, los cuales fueron alterando su interno equilibrio químico e, incluso, activaron en ella mecanismos psíquicos antes tal vez latentes que la podrían acercar ahora a la psicopatía. Desde hace unos días, ha comenzado a escuchar voces que le dicen que José Luis, uno de los contactos de su facebook, es el anticristo. Por tanto, ha decidido citarlo en una heladería a fin de seducirlo y eliminarlo de la faz de la tierra.
Texto
Flagelo:
Flagelo:
Karina, con mucho miedo, agarró la computadora, se sentía muy pequeña al saber que había un poder más grande que el Dios que en el que creía. Prendió la computadora.
Mientras los minutos pasaban, su angustia creció, tanto como el dolor que sintió la primera vez que su madre la flageló por hablar mal de Cristo. La computadora prendió.
Estaba nerviosa, ¿Qué pasaría si no le hace caso a las voces?, ¿Será Cristo?, ¿Será Dios?, se preguntaba. Y si no hago casoa Dios, ¿iré al averno? ¿Qué es lo peor que me puede pasar?, ¿Qué es lo peor que le puede pasar?. A este punto la mirada de Karina se tornó más oscura. Sus ojos, de los dulces caramelos que eran, ahora solo parecían cambiar como un eclipse solar. La ira que comenzó a sentir hacia sí misma, la carcomía tanto a ella como a su piel, piel que ya había contemplado los castigos en nombre del señor. Fijó su vengativa mirada sobre la computadora. Es momento de buscar a esa maldita criatura.
En medio de la búsqueda, su mente peleaba sobre si hacerlo o no, matarlo implica una gran responsabilidad, pero también implica hacerle un gran favor al mundo, decía. Su macabra mirada se posaba sobre el monitor, buscando al anticristo como un gato que busca al ratón. Todo indica que los alucinógenos han afectado la mente de Karina, pero ella es ajena a ello. Encontró el perfil de Luis, le dice hola.
Una sensación de miedo invade el ser de Karina, entre pensar si no hacerlo y el recuerdo punzocortante del flagelo de su madre, decide dejarlo en visto. Temporalmente. Ese maldito no merece intercambiar palabras con ella, merece solo morir, y nada más.
Sus principios decían una cosa, pero su cabeza decía otra. Su cuerpo se hallaba inmóvil, casi inerte, casi petrificado sobre la silla de aquel escritorio que rechinaba como los dientes al comer. Ella no estaba dispuesta a seguir sufriendo a causa del pecado, dejarlo vivir sería pecado, pensó. Hola Luis, ¿cómo estas?
Sus venas se dejaban por la fuerza que hacía con sus puños, como pudo tener entre sus amigos al anticristo pensó. Su disparada mirada por la habitación la hacía recordar los pocos incidentes en los que intercambió palabras con él, se sentía contaminada, maldita, impura. Sentía que debía ver a su madre.
Luis no contestó aquellos mensajes, esto generó más ideas en la cabeza de Karina. Es el anticristo, seguro ya sabe lo que planeo hacer, pensó. ¿Me hará daño?, ¿Será peor que lo que le hizo su madre?, su miedo se multiplicó, y temblaba sentada frente al ordenador, no sabía que pensar, quería quitar a Luis de la faz de la Tierra, pero pensaba que Luis ya sabía de sus sangrientas intenciones. Hola Karina, ¿Todo bien? le respondió.
Ya lo sabe, lo sabe y quiere que vea que no sé que él lo sabe, me matará y me desollará. No, no lo creo, pues si lo mato antes, Dios me compensará, pues, todo esto lo hago por él, por su reino, mi madre estará orgullosa, dejará de golpearme y seré una santa, pensó. La mente de Karina estaba dividida entre el bien y el mal, sus manos temblaban al ritmo del tecleo de sus dedos, no tenía idea de como empezar su plan, pero estaba decidida a hacerlo. Karina le respondió amistosamente invitando a Luis a su casa.
Su alma estaba encendida, por la emoción y por el miedo, ambos mezclados le daban una fuerza descontrolada para moverse y agitando sus manos emulaba como lo estrangularía y también miraba en qué lugares de su habitación escondería el cuerpo para luego tirarlo al mar, pues, no estaba lejos. Karina lo lamento, no podré, debo viajar.
Ok.
Su perturbada mente tenía que idear otro plan para matar al anticristo, lo tiene. Escogió el mejor vestido de su closet de su mamá, los zapatos más elegantes, bolso más grande que tenía, que por cierto era de su madre, y una navaja en el interior del vestido. Luis, iré a visitarte antes de tu viaje.
Luis no entendía porque razón Karina que apenas lo conocía querría verlo. En varias ocasiones escuchó que Karina tenía algunos problemas mentales, pero que no era nada grave, nada para alarmarse. Sin embargo, sentía curiosidad por lo que ocultaba dentro de su ropa, no podía negar lo hermosa que era, y su dibujada sonrisa le despertó interés en ella, ¿por qué no?, pensó frente al espejo mientras se peinaba. Desde que la conoció siempre vió en ella algo que no veía en otras, su ropa cubría su cuerpo desde los tobillos al cuello, y tenía esos anticuados lentes que no despertarán en nadie una pizca de pasión. Además, ese misterio que emanaba de sus ojos era algo que él no podía comprender, sus ojos eran un túnel siniestro, su mirada era fija y sin parpadear, como si de un maniquí se tratara. Las más tranquilas son las peores.
Sin ninguna intención de pensarlo, en medio del camino, sonó el celular de Karina; era su madre. Karina no debe salir sin pedir permiso, su madre esta enojada.
La sangre de Karina corrió desde su cabeza a sus pies en segundos, el flagelo regresa a ella como una película en su muda cabeza, no lo puede evitar, su piel se eriza, sus ahogados ojos no pueden parpadear. Tiene miedo, Lo siento Luis no podré llegar, adiós.
Karina regresa rápidamente en una llorosa carrera a su casa y cierra la puerta, entra al cuarto de su madre, que está sobre su angustiada cama, ella se acerca con mucho cuidado, lentamente sin mover nada. Mamá no volverá a ocurrir, mamá, por favor. No le responde.
Su sudor resbalaba por su compungido rostro y sus manos juntas emanaban sudor, transpirada como su si ropa fuera papel. Siente que arruinó todo, que debe dejar ir al anticristo esta vez. Pero mañana volverá. Su madre no responde, han pasado 7 años desde el último flagelo, desde que su madre no le habla, han pasado 7 años desde que su madre está muerta.
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