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24 de Agosto del
2008, 4:30 de la tarde, el cielo gris y la garúa más linda de todo Miraflores, que mojaba
mis zapatos y mi vestido favorito, el azul, mi cabello era protegido por mi
boina roja, la de crochet, recuerdo que se había despertado aquel sentimiento
por querer verlo, llamarlo y saber de él, mientras él no estaba aquí, bueno, si
estaba pero, en fin, no estaba.
Cuando mis ojos comenzaban a humedecerse, no por la garúa
sino, por el querer llorar que se había vuelto tan típico en mi rutina diaria, decidí meterme a un Fast Food, apurada como
siempre, y con cara de enojada, pedí una hamburguesa clásica con papas
regulares y una gaseosa mediana, nunca lo olvidaré.
Mientras esperaba que me llamen para recoger mi pedido,
recuerdo que leía el canalla sentimental de Bayly, cuando sentía que me miraban de la mesa de al
lado, me sentí incomoda, pero continué con mi librito, estaba solo yo en un
lugar para cuatro.
Se llamaba Gonzalo y no era de por acá, disque era actor, y
que había venido a Lima para promocionar su película (una que nunca vi por cierto),
había llegado al Fast Food a celebrar con sus compañeros y desde que entre al Fast
no había dejado de mirarme, se acerco y me dijo todo eso, sin importarme como
siempre, yo ya había comenzado a llorar, en público no lo puedo controlar, y él
me vio. Me pregunto porque lloraba y yo le conté mi tragedia griega, esa que
aun no les cuento a ustedes, era muy niña, pero muy fuerte me dijo, recuerdo
que lo abracé y rompí en llanto, porque mi memoria seguía fresca, desde aquel
momento. Aun seguía ese dolor, que ahora ya no está, pero que antes era muy
fuerte.
Pero no lo olvido, porque era algo diferente, me dejo su
correo electrónico, y yo seguía en silencio, se quedo ahí mientras yo iba por
mi pedido, regrese y él seguía sentado
en frente, como sus ojitos azules disparaban rayos a mi vestido, cual reflejo
de un espejo que se dirige al sol.
Conversamos aquel día y deje de llorar, reí por una hora con
4 pausas exactamente, dejo su mesa por conversar conmigo, y eso me basto. El está
en su país, seguimos conversando ahora por el chat de Facebook pero en menos intensidad
como la de antes. Pues ahora tiene más trabajo que antes
Hoy lo recordé mientras paseaba por un centro comercial esta
tarde, y me cansa de que cada día encuentre mas sapos en mi camino, no sé si es
suerte o simplemente no le caigo bien al amor, tal vez no es el momento, o tal
vez fue el momento, tal vez fue la oportunidad de cometer una locura, no lo sé.
Recordar cosas inolvidables en momentos olvidables es lo mejor =) bien hecho.
ResponderEliminarQue bonito momento, ojalá me sucediera a mí.
ResponderEliminarOH Dios mío, me enamoré.
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