Y no es solo el pequeño y delicioso olor que tienes entre tu carne,
es mi cabello el que parpadea a cada paso. Tu arrastre me pone
nervioso y trato de arrastrarme contigo,
de venirme contigo.
Camino hacia ti, mi libido final, y lo único
que me distrae al llegar es el resplandor de tus mejillas, espejo
egoísta que no puedo evitar con estos labios
que a besos mienten su intención lívida, intención lívida de rasgarte el hambre
con los dientes y cogerte, desflorarte y cogerte una vez más.
Abro los ojos cuando estamos echados y sigues bello, bello, bello.
Me arrugo y salto en la cama y la envidia grita y te ve, y te grito
y me pegas, me pegas. Y yo mientras tanto en la pobreza me congelo.
y me pegas, me pegas. Y yo mientras tanto en la pobreza me congelo.
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