Mirando al sol

Y dice asi...

Recuerdo que solía caerme todo el tiempo cuando aprendía a manejar mi bicicleta, tenia 7 cuando logre montar mi bici sin llantitas, recuerdo que era una humillación para mi andar con mis llantitas traseras por todo el parque, y ver que los otros niños “expertos” se burlaban.

Recuerdo también que todo era más fácil, que todo era menos sucio y más tranquilo, estoy en un momento en el que me provoca recordar todo lo que alguna vez me arranco una y mil lagrimas, es el momento de deshacerme de todo lo que alguna vez me hizo huir  a la playa y gritar, creo que debo deshacerme de esa carga que presiona mi alma e impide esa libertad que anhelo desde mucho.

Estoy sentada en un lugar que nunca pensé conocer, y saben qué? Me encanta,  estar dentro de ese órgano vital, y disponer de el cómo me da la gana, no quiero salir de allí, pues, considero que es un hábitat adecuado para mis deseos mas insanos, para mi locura desmedida y para mis vestidos  más fáciles.

Es fácil para mí ocultar algo, es muy sencillo obviar lo que me hace daño y lo que me causa tristeza, si la gente supiera lo que uno ocasiona con su propia mente, se sentiría culpable para siempre.

Tus brazos incandescentes me rodean cual viento fúnebre, que se posa sobre mi, no puedo hacer nada, todo está consumado, todo lo echaremos a la suerte, y nos dejaremos llevar por el sonido del silencio que perfora nuestros tímpanos como canticos que no cantan nada, como personas que no piensan en nada.

Y así se hará de día y el sol me despertara, pero frente  a mi tu espalda, cual muro de contención, debo derribar para ver el paraíso y hundirme en la arena movediza, no quiero salir, no quiero.

Alguien como tú que haga vibrar cada área de mi cuerpo, que no me deje salir y me mantenga flotando de un lado a otro sin mirar atrás, sin pensar en que hay en el otro lado.